Inicio Fórmula 1 Un príncipe, una servilleta y un circuito de F1

Un príncipe, una servilleta y un circuito de F1

La próxima semana el circuito de Jeddah tendrá su bautismo en el Mundial de F1 por todo lo alto. No faltará por supuesto un lugar de honor para Mohammed Bin Salman, el príncipe de Arabia Saudita.

Con 36 años, el heredero de la corona Saudita es uno de los hombres más ricos del planeta y un gran aficionado de los deportes. Compró en su momento el equipo de fútbol Newcastle y fue el principal promotor de que el Dakar 2020 tuviera su país como sede.

Padre e hijo, sociedad limitada

El circuito urbano de Jeddah es un diseño del arquitecto alemán Carsten Tilke, que forma equipo indivisible con su padre Hermann. Da la casualidad de que el progenitor ha sido el arquitecto de cabecera de la F1 desde finales de los años 90, y suyos son los trazados de Sepang, Yas Marina, Shangai y Bahrain entre otros muchos proyectos y remodelaciones.

Jeddah es conocido ya como el circuito urbano más rápido del calendario de la F1, está situado en la zona de Corniche en el Mar Rojo, aproximadamente a unos 12 kilómetros al norte del centro de la ciudad.

Mucha polémica ha suscitado su construcción, pues para que todo esté en principio a punto los próximos días para el GP de Arabia Saudita los obreros llevan trabajando 24 horas 7 días a la semana desde hace seis meses. Un ejemplo más de los problemas con los derechos humanitarios que a diario se denuncian públicamente.

Además los planes del príncipe de Arabia Saudita pasan por que el trazado urbano de Jeddah sea “algo provisional” hasta que en 2023 tengan listo un “mega circuito” en Qiddiyah.

Las verdaderas cifras de la inversión para que el circuito de Jeddah exista varían mucho según la fuente que te “filtra” los datos. Lo que no cambia es el elevado “fee” que los máximos responsables de la organización han acordado con la F1 para que el circo tenga un Gran Premio a lo largo de los próximos 10 años.

El pago anual que la familia real de Arabia Saudita ha firmado con los organizadores del Mundial asciende a los 90 millones de dólares anuales, lo que supone triplicar la cifra media de lo que pueden pagar otros circuitos (unos 29 millones por año) y sumar en total un acuerdo de 900 millones de dólares.

La curiosa historia de Bahrain

Por más que he intentado “extraer” toda la información de los veteranos compañeros de prensa, no ha existido unanimidad sobre el origen del proyecto Jeddah, Arabia Saudita y la F1.

Todo muy distinto a lo sucedido hace ya algunos años con el circuito de Bahrain. Ahí los datos son tan fiables que aún siguen manuscritos en mi “libreta personal” de la temporada 1999.

La idea surgió en un avión ese mismo año. El actual príncipe Shaikh Salman Bin Hamad Al Califa (que en aquella época todavía no ostentaba el título) viajaba en primera clase desde Washington a Londres y se sorprendía al ver unos asientos más atrás a Sir Jacquie Stewart.

El príncipe que había estudiado Filosofía y Ciencias en Cambridge era un claro admirador de Jacquie y no dudó ni un instante en levantarse de su asiento para saludarle. Le comentó que era un gran aficionado a la F1 y que desde joven había tenido la oportunidad de asistir en algunas ocasiones a la tribuna de Silverstone para ver los Grandes Premios.

Aparece la servilleta

Apenas unos meses más tarde el príncipe recibía una invitación personal de Jacquie para asistir al Gran Premio de Italia. Él acepto y estuvo en Monza como un integrante más de la escudería de Stewart-Ford conviviendo en el box con Johnny Herbert y Rubens Barrichello.

Aprovechando la situación Jacquie le propuso al príncipe que si le apetecía podía presentarle a Bernie Ecclestone. Ambos se dirigieron al motorhome de Mr.E (que siempre estaba situado en un lugar estratégico del paddock) donde fueron recibidos con el mayor de los protocolos. Bernie tuvo claro que era el momento y el lugar idóneos y le planteó al príncipe la posibilidad de que Bahrain tuviera un Gran Premio de F1.

Personalmente Bernie cogió su teléfono móvil y llamó a Hermann Tilke (el padre de Carsten) su arquitecto, para que el alemán dejara todo lo que estuviera realizando y cruzara el paddock rápidamente hacia el motorhome.

Una vez allí las conversaciones cada vez eran más claras y para que el príncipe tuviera una idea de lo que estaban hablando Tilke le dibujó en una servilleta el boceto de lo que podría ser el Circuito de Sakhir que debería ser construido en mitad del desierto de Bahrain.

Un trato es un trato

¿Cuánto puede costar todo esto?“, preguntó el príncipe a Bernie. “Unos 200 ó 250 millones de euros“, le respondieron al unísono Bernie y Hermann. “Hecho, manos a la obra“, contestó sonriente Shaikh Salman Bin Hamad Al Califa, mientras estrechaba la mano de Bernie Ecclestone.

La realidad se transformó en un presupuesto superior a los 350 millones de euros y unas instalaciones que apenas se usaron 80 días el primer año de su existencia.

El Gran Premio de Bahrain de F1 se celebró por primera vez el 4 de abril del 2004 sin que las instalaciones estuvieran en condiciones aceptables, ya que el público de las entradas generales no tuvo ni aseos ni fuentes de agua a su disposición.

El príncipe Shaikh Salman Bin Hamad Al Califa fue el precursor de Sakhir

El propio príncipe había solicitado a Bernie Ecclestone aplazar la llegada de la F1 hasta el 2005 para que todo estuviera perfecto; pero recibió una negativa por respuesta y una copia del contrato que había firmado y estaba obligado a cumplir.

Si acaso otro día con más tiempo os explico lo de los “cuerpos especiales” con “francotiradores” en las azoteas del circuito de Sakhir que nos observaban a todos en el paddock y la sala de prensa a más 50 grados a pleno sol durante los tres días del Gran Premio.

1 COMENTARIO